viernes, 14 de junio de 2013

Tú. Todo tú. Siempre Tú.

También hoy yo puedo escribir los versos más tristes.

Me duelen las palabras y tu sombra.
Telarañas en tu lado de la cama.
Todas las luces apagadas.
Las sábanas me rasgan al no sonar
porque no te giras.
Porque no estás.
La habitación pierde tu olor y yo
tan sólo sé llorar sin admitirlo.
Mi nombre, tu voz, tan sólo eco.

Tan sólo, tan sólo, tan sólo.

Tan solo como yo.

Como yo sin ti.
Los signos de interrogación
fueron sustituidos por puntos suspensivos.
Corro detrás de ellos desesperado.
Si es el final no es feliz.
Si es feliz no es el final.

Sacré Bleu.
Azul la luz que atraviesa las cortinas
que tú elegiste.
Tú. Todo tú. Siempre tú.
Y aquí y ahora yo.
Cruje la madera de los muebles,
se sacuden los espejos y cristales.
Ninguna bombilla da luz, todas tiemblan.
La brisa entra por la ventana cerrada
me mira abrazado a nuestras sábanas.

Sabes que se ha ido para siempre.

No me escuchas llorar y lo prefiero.

Quizá hacías bien en dejarme marchitarme,
no precisamente por culpa del tiempo.

Mañanas de café que ya no quiero.

lunes, 3 de junio de 2013

Condenamos a muerte a la memoria

Dijiste que yo no era tu juguete
Pero no dejas de darme cuerda.

Los pájaros del ayer
No quieren volver al nido.

No estallan las burbujas
En el aire.

No eres más que el polvo
Que se acumula irremediablemente

En los estantes de mi vida.