domingo, 15 de diciembre de 2013

Delirios de una noche sin estrellas.

Sabía que, en realidad, no importaba mucho a dónde fuera. Podía dejarlo todo atrás, pero seguiría siendo yo. Seguiría siendo yo y seguiría viéndole en cada paso que diese. En el café frío por las mañanas, en el silencio al volver a una casa que no sería la mía. En las sábanas enredadas sin sentido, en el orden que él no conocía. En la estabilidad, en todos los ojos que no fueran los suyos, en las marcas que sólo yo veo en mi piel, en el letargo del corazón. En despertarme a solas, en las canciones que no le gustaba y los sitios a que no quería ir. En las cosas que quería y no quería hacer. Le vería en mí, en quien fui y no fui, y en quien sería, por desgracia, sin él.


miércoles, 23 de octubre de 2013

La verdad es que nunca iremos a París.

Lo que queda de mí, no vale nada.
 Los dos lo sabemos.
  Los dos lo lamentamos.
   Pero sólo yo me quedo.
    
      Y verás, que tus mentiras 
        ya no curan las heridas que me hiciste.
          Soy la melodía finita de una caja de música.
            Y tú ya no me quieres para tanto.


domingo, 13 de octubre de 2013

Quizá besé al diablo y no me acuerdo

Tus palabras, tan vacías como yo,
No saben pedir perdón ni arrepentirse.

28s de diciembre en tu tintero,
Sonajeros de una risa que no existe.

No me quieres por entero y por eso me destrozas.

Cansada de tijeras y termómetros,
De tos y de dolor y de esperarte.

Aún sueño con tus dientes en mi sombra.


miércoles, 9 de octubre de 2013

Potasio.

Le dije que le quería y luego me fui,
no sé muy bien a dónde.

Me hubiera gustado acostarme dentro
de sus pupilas y hacerme diminuta hasta morir.

Ya daba igual un lugar que otro,
unos labios que otros,
ser o no ser yo o tú o nada.


lunes, 7 de octubre de 2013

Noviembres que no existen

Soy, por vocación, sastre de tus alas.

Y en mi jaula te contemplo en silencio,
feliz de verte ser lo que no soy.

Aprendí a quererte a intervalos,
al ritmo inconstante de tu ausencia.

A enamorarme del instante en el que
pasas por el cuarto, te acuerdas de que
aún vivo y abres la puerta,
dejándome ser libre junto a ti.

A volver a mi lugar cuando te cansas,
llorándote en silencio, ahogando las preguntas
que tanto te molestan.

A soñar con que todo es lo mismo para ambos.

A dormir para creer que estoy despierta.

A fingir, verte ir y venir, coserte, arreglarme,
romperme, destrozarte y recogerte, tragar,
dar, devolver, perderme, evadirme, no te vayas.

Y te fuiste. Y otra vez no estabas.

Y cuando me buscas, con el cielo prometido en
tu forma de desesperarte si no encuentras que
aún te quiero, yo sólo sé tirar las armas y rendirme.

Te sonrío y tú me crees. Sólo miento si es por verte
atravesar el cuarto, abrir la puerta, y en lugar
de liberarme, acurrucarte en mi regazo,
dentro de la jaula, y vuelvo atrás, a cuando de verdad
me querías más allá de estos barrotes,
y me creo en cada beso que aún me quieres,
y te dejo que te quedes para siempre.



sábado, 14 de septiembre de 2013

Late dawns and early sunsets

'Sus pupilas contaban historias para no dormir'
                                              -Joaquín Sabina

Eran noches sin luna y miércoles sin sol.


En la infinitud que (te) reserva esa palabra,
jugabas al escondite.

Como estar en casa.

Más allá de lo que somos,
queda lo que fuimos.

Capítulos cerrados de un tema  del que, 
probablemente, nunca quisimos escribir.

¿Cómo leer más allá de tus ojos
si no puedo hacer más que soñar con ellos?

He imaginado, ya puestos,
el tacto insuperable de tu piel
el tiempo (indefinido)
la luz
el color
el sonido.

Chas. Chas. Chas. 

Suena una canción que nunca tuvimos.
Caminamos por ciudades en las que no hemos estado.
Sonreímos a destiempo y no importa.

Seguro que no estamos en París,
ni nos pintamos la cara de azul, 
ni hay palabras escritas en la puerta de mi cuarto,
ni sabemos de arte ni te gusta.

¿Y  qué?


domingo, 1 de septiembre de 2013

Las ruinas de tu olvido y de tu ausencia

La ciudad fue construida para ti
Pero nunca te gustó.

Me preguntas mi color favorito
Ignorando el azul de tus sonrisas.

Vienes a interesarte por el estado inconsciente
En el que me desvivo por tus labios,
Y sólo sé decirte que estoy bien.

Te está volviendo loco.

Dime otra vez cuánto te gusto.
Hazme creer que has vuelto
Porque extrañabas la forma insegura
En que sólo mis manos te buscan.

Me tiembla la garganta bajo la asfixia de tu risa.

Ven.

Alúmbrame la luz con tu oscuridad,
Que me torture tu presencia,
Quiero rabiar del dolor de tenerte.

Ven o vete.

Pero llévame contigo.



martes, 13 de agosto de 2013

Trying To Escape The Inevitable.

"–Tengo recuerdos muy extraños sobre él, ¿sabes? empezó a decir, sin mirarme, tan sólo jugando con sus manos en ese tic nervioso que le caracterizaba. Sus hombros caídos delataban que sobre ellos había un peso que apenas eran capaces de soportar.- No es que no lo recuerde todo, es simplemente que hay cosas que recuerdo con más claridad, ¿entiendes? 
>>Una vez tenía fiebre y me quedé dormido hablando con él. En lugar de despertarme esperó a que yo mismo lo hiciera y ni siquiera se enfadó. Todo el mundo solía enfadarse conmigo por todo. También él, a veces. Sólo a veces. Y esa vez no lo hizo, sino que le gustó. Era una persona diferente. 
>>Recuerdo otra vez que no paraba de besarme. Pero no seguido y forzado, sólo surgía, ¿sabes? Quiero decir, lo hacía porque lo sentía. Esas cosas se notan, al menos, yo lo hago. Sobre todo porque yo podría haber estado besándolo de esa forma siempre. Pero no quería que pensase nada raro de mí, ni resultarle pesado. Quizá el problema está en que él era él mismo conmigo y yo no. No lo sé. El caso es que adoro ese recuerdo. Y ahora odio no haberle besado todas las veces que hubiera querido. –dejó de hablar y tragó grueso, haciendo una pausa. Si le hubierais visto. Los ojos se me llenaron de lágrimas, pero él seguía sin mirarme.- Le echo de menos.
Lo sé. Eres muy valiente.
–Yo sólo quiero que sea feliz. Si no es feliz conmigo, no tenía sentido seguir. 
–¿Y tú? 
Yo le hice feliz en algún momento, creo. Ese día supongo que fue feliz.
Quiero decir si tú lo eres.
Yo lo era cada vez que llamaba a la puerta. O reía por algo que yo había dicho. O me besaba porque lo sentía. A lo mejor también soy feliz viéndole reír por algo que otro ha dicho o por verle besar a alguien porque lo siente. Sabe que nunca está solo porque estoy con él sin estarlo.
Te va a destrozar. 
Me estoy destrozando.
No es justo. Sabes que no es justo. Gerard, yo...
Incluso antes de que yo percibiera que la puerta del piso estaba abriéndose, Gerard ya había levantado la vista. Tenía los ojos aguados, y se cubrió las muñecas con las mangas de su jersey. 
Ambos permanecimos en silencio, pendientes de los pasos inseguros que recorrían el pasillo. 
Yo... Tengo que...
Sh.- cogí su mano al ver que temblaba.- Todo está bien, ¿vale? Estoy aquí.
Él aferró apenas mi mano. 
Seguí su mirada hasta la entrada de la habitación para encontrarme por primera vez con Frank. 
Se apoyaba en el marco con el hombro, y miraba a Gerard frunciendo apenas el labio, en silencio, con las manos en los bolsillos de sus vaqueros anchos con cadenas. Tenía el pelo corto salvo un flequillo desarreglado que le hacía parecer algo mayor, aunque hubiera jurado que era menor que Gerard. 
Jugaba con el piercing de su labio cuando volvió la vista a mí, examinándome sin intentar ocultar que lo hacía, y luego se fijó en nuestras manos entrelazadas, haciendo que Gerard la apartara de golpe.
¿Interrumpo? 
–No. 
Sus miradas volvieron a cruzarse en la habitación y, por un instante, todos los sentimientos que se transparentaba en la voz de Gerard al hablar de él habían desaparecido. Se desafiaron en silencio hasta que el semblante de Frank cambió, y dejó escapar un suspiro.
–Volveré en otro momento."


viernes, 5 de julio de 2013

Motas de polvo en la oscuridad.

Madrid me sabe a nada si es sin ti.

Tendederos que sostienen crisantemos,
Agujeros negros en habitaciones blancas.

I miss you.

El mundo se detiene y nos observa.

Mienten los cuentos para niños.
Ya nadie teme a los fantasmas.

Tu taza vacía en la encimera.

Mi cama, cementerio asiduo de pañuelos,
Me acoge sin pedirme nada a cambio.

Los números rojos no sólo existen en las cuentas bancarias.

Las lágrimas de tu collar no pesan nada
Comparadas con cada tempestad en tus pestañas.

Recemos porque nos salven las palabras.



viernes, 14 de junio de 2013

Tú. Todo tú. Siempre Tú.

También hoy yo puedo escribir los versos más tristes.

Me duelen las palabras y tu sombra.
Telarañas en tu lado de la cama.
Todas las luces apagadas.
Las sábanas me rasgan al no sonar
porque no te giras.
Porque no estás.
La habitación pierde tu olor y yo
tan sólo sé llorar sin admitirlo.
Mi nombre, tu voz, tan sólo eco.

Tan sólo, tan sólo, tan sólo.

Tan solo como yo.

Como yo sin ti.
Los signos de interrogación
fueron sustituidos por puntos suspensivos.
Corro detrás de ellos desesperado.
Si es el final no es feliz.
Si es feliz no es el final.

Sacré Bleu.
Azul la luz que atraviesa las cortinas
que tú elegiste.
Tú. Todo tú. Siempre tú.
Y aquí y ahora yo.
Cruje la madera de los muebles,
se sacuden los espejos y cristales.
Ninguna bombilla da luz, todas tiemblan.
La brisa entra por la ventana cerrada
me mira abrazado a nuestras sábanas.

Sabes que se ha ido para siempre.

No me escuchas llorar y lo prefiero.

Quizá hacías bien en dejarme marchitarme,
no precisamente por culpa del tiempo.

Mañanas de café que ya no quiero.

lunes, 3 de junio de 2013

Condenamos a muerte a la memoria

Dijiste que yo no era tu juguete
Pero no dejas de darme cuerda.

Los pájaros del ayer
No quieren volver al nido.

No estallan las burbujas
En el aire.

No eres más que el polvo
Que se acumula irremediablemente

En los estantes de mi vida.

martes, 28 de mayo de 2013

Dolía demasiado

<< ¿Es que nunca me quisiste? >>
El fondo de su copa vacía la mira,
Pero no sabe responderle.

Después la llena de lágrimas,
Hasta que rebosa e inunda
El bar de sus pesadillas.

Pero nadie secará su corazón,
Tan húmedo y cansado de llover.


domingo, 26 de mayo de 2013

Fotogramas de tu vuelo que no olvido

Tú eras más de palabras que de actos,
Yo más de secretos que de confesión.

Tú dibujabas el cielo en un papel,
Yo no encontraba las llaves de tu piel.

Tú tan independiente,
Yo tan te necesito.

Tú creando confusión en mis plegarias,
Yo firmando pactos, salvando las distancias.



take your life, you feel like taking mine


viernes, 24 de mayo de 2013

6.2.13

<<Esto quema. Para bien y para mal. Lo que hoy es fuego, mañana será cenizas. Y lo que odio de las cenizas es que no son capaces de transmitir cómo de hermosas fueron las llamas. Precisamente estas líneas no hablan de cenizas, porque aún no las conozco. Hablar del final es atrasarlo, de la misma manera que conocer la inmortalidad te hace menos efímero. 
Quiero creer que estamos en el principio, que somos tan solo las prometedoras chispas de una gran hoguera. No puedo prometerte el infinito, pero sí una buena historia. Y no quiero tragarme mis palabras. Pero, en vista de que las cenizas no dejarán escrita nuestra historia, lo haré yo. ¿Sabes? Quizá un día ya nada exista. Quizá yo ya no esté aquí, recordándote lo que siento. Quizá creas que ya no siento nada. Quizá yo mismo te haya dicho que todo ha terminado. Pero no será verdad. Nada habrá cambiado aquí dentro. 
Seguirás tu camino, olvidarás esto, serás feliz de nuevo. Querrás besar otros labios, tener otras caricias. Besarás otros labios, tendrás otras caricias. Otro te acelerará el pulso y te llevará al cielo. Y quizá esa persona sea la adecuada. Quizá yo no lo fui. Quizá sepan cuidarte mejor, quererte mejor,  tenerte mejor, llorarte mejor, necesitarte mejor. Pero no más. No más que yo. 
Quizá no era el momento adecuado, quizá los dos nos equivocamos, quizá era el destino que llegase el fin. Duele pensarlo pero, ¿sabes otra cosa? Yo aún te querré. Aunque diga que no siento lo mismo, o que da igual, o que no pasa nada, aunque me resigne a aceptarlo. Aunque parezca que no luche, que haya tirada la toalla sobre nosotros, no será verdad. Mentiré. Quizá todo será mi culpa y me equivoque, como siempre, con lo nuestro, y no sea lo suficientemente valiente como para confesarlo. Quizá sea idiota y te pierda. Pero nada será verdad. Te habré querido y te querré, y no te lo diré, y parecerá que he olvidado. Por eso quiero decirte la verdad ahora, una vez más, ahora que la sé sin lugar a dudas. Gracias. Gracias por haberme hecho feliz, por haber sido mi razón, por haberme dado fuerzas para luchar, para levantarme, para creer en nosotros. Gracias por los recuerdos, que un día quemarán más que lo que siento hoy, pero quemarán dejando dolor y les lloraré, y ellos serán mi tortura. Pero cuando sólo me queden las cenizas de ese dolor, sé que me harán inmensamente feliz, porque quizá sean todo lo que me quede de ti. Pero serás tú, y serás tú a mí lado, y me harán sonreír como si los estuviese viviendo de nuevo. Como la primera vez. Como sólo tú sabes hacer. >>
                              - G.





Inundaciones


¿Cómo iba a quedarme? Si ya no me querías.
No hizo falta que dijeras nada,
Aunque nadie me enseñara, siempre supe leerte.

Era tan evidente el temblar de tus ojos indecisos.

No vale la pena preguntar por qué.
Nadie sabe nada.

Consultarás el horario de los trenes,
Te detendrás ante la vitrina de helados,
Y te probarás tres veces los jerséis.

Porque nada tendrás claro.

Y me pedirás socorro,
Desde el fondo de esos ojos
Que padecen la fiebre de los presos.

¿Dónde está tu libertad?
¿Qué has hecho con mis besos?

<<No puedo salvarte,
     Aún…
        
             … me estoy…





                                                 …ahogando. >>

How to be brave?

A veces, quiero morirme y no sé dónde.

Ningún lugar parece cortado a mi medida.
Me siento un maniquí sin talla, 
y vuelvo a caminar desnuda 
por las calles de la vida.

No veo la salida de este mar abierto.
Me escondo en las sombras
que forman los recuerdos.

¿No ves que nada existe sin tu luz?

domingo, 19 de mayo de 2013

Qué más da, si para mí el cielo es siempre gris.

También en París hay corazones rotos.
Y labios que no besan,
y pájaros huyendo.

Yo sigo queriendo ser un pájaro,
de esos que vuelan tan lejos
que se vuelven diminutas motas negras
en el infinito de buscarte, hasta desaparecer.

¿Y dónde estás?

Me pierde el azul de tus palabras.
Ya no tengo voz y estoy gritando.
Me preguntarás qué ha sido 
de mis ojos y mis labios.

Dime, ¿me querrás?

Tan sólo se trataba de encontrarte.
Pude ser libre y elegí tu jaula.
¿Es suficiente?
Me apagaré en silencio si pulsas
el interruptor que nunca pulsas.

Amor, no me debes nada.

Déjame morir cuando te vea.
La pesadez del vuelo.
Semáforos ardiendo.
Miedos congelados.
Tu amor se me derrite.

Arena entre mis barrotes.

Si no puedo ser pájaro seré libro,
Para releerte cada día.
Dejadme llorar si no fui nada.
Si ya no me recuerdas ni me odias.
Si, en lugar de encontrarte, 
no sé dónde estoy.

jueves, 16 de mayo de 2013

Podemos dormir si no quieres más besos


A mí vienen a contarme cómo eres.

A mí,
         Que he crecido con tu boca.

A mí vienen a decirme a qué sabe tu risa.

A mí,
         Que la he desayunado cada mañana.

A mí vienen a enseñarme el color de tus palabras.

A mí,
         Que fui quien pintó tu paleta.

A mí vienen a mostrarme el olor de tu olvido.

Y yo, sonriendo a pesar de las derrotas,
les venzo cada día,
al no ser capaz 
de reconocerlo entre nuestras pestañas.

lunes, 13 de mayo de 2013

Traje de fiesta para fantasmas


Si te digo la verdad,
Había veinte maneras
De romperme el corazón.

Y creí que habías escogido arreglarlo.

Es curioso que pensara
Que alguien como tú
Venía a buscarme.

Me envolvía la idea inalterable
De que los desgarros
Estaban incluidos en la lista
De efectos secundarios.

Que tú sabías curarme
El alma a besos.

Y sólo jugabas a recoger
Los pedazos.

A prometerme la Torre de Babel
Y convertir nuestra cuidad en ruinas.

Yo era tu fénix favorito.

Creía que venías a salvarme.

Si te digo la verdad, amor,
Tú inventaste la manera
Veintiuno.

Y aún lloro porque
Me lo sigas rompiendo cada vez
Que llegan las 20:33.


miércoles, 8 de mayo de 2013

El solo de un violín con agujetas


Era fácil llorar
Si hablábamos de caerse de su ombligo.

Era mejor tropezar
Que rodar escaleras arriba
En busca de un trapecio incandescente.

Siempre se quedaba dormida
Entre las páginas de sus libros.

Las palabras la arropaban en silencio.

El delta de sus sueños
Tenía un radio incomprensible.

Qué no habría dado yo por ser
Pájaro y volar lejos contigo.

Y olvidar las ataduras y los trenes.

Y el tráfico y el ruido y las distancias.

sábado, 4 de mayo de 2013

Qué esperabas de un poeta


Qué esperabas de un poeta.

Si de joven fui mechero,
De viejo seré cenizas.

Pudiendo querernos sin barreras
Nos ponemos la barrera de querernos.

No puedo vivir
De las rentas
De tu amor indefinido.

viernes, 3 de mayo de 2013

El final de la calle es París


Sobrevivimos al frío de París.

A suicidios colectivos en soledad
Desde el límite de una mesa
Con tres patas.

A mordernos los dedos
Sin querer hacernos sangre.
A enterrar en la nieve los recuerdos.

Al daño de caerse de un tiovivo.
Al dolor de hacernos daño
Sin querer causarnos más dolor.

Y luego lloramos.
Y nos curamos las heridas el uno al otro.
Y miramos por la ventana
Cómo los pájaros se ahogan en el río.

Pero ya no nos importa
Que se mueran las flores en invierno.

Porque siempre está la primavera
En el condicional perfecto
De no querer perdernos.

domingo, 28 de abril de 2013

El beso del jueves


Me obligó a descubrir que la vida no sabía a nada
Después de haber probado los colores de su risa.

Los besos se me marchitaban en el bolsillo.

El insípido aroma de su ausencia
Arruinaba las comisuras de mis labios.

Me obligó a descubrir que había aprendido a rendirme.
Que no sabía lo que era llorar porque llora el alma.

Morir porque ya no estaba.

<<Te di la vida entera. >>

No me mira, ya nunca lo hace.
No quiere ver las cicatrices
que me han convertido en su monstruo.

Teme asomarse a mis ojos
Como (bendita la luz de su mirada)
Acostumbraba a hacer, acariciándome
El corazón con las yemas de sus iris.

No quiere comprender lo que me ha hecho.
Y yo no quiero ser su pesadilla.
Le besaré el jueves para sellar el trato.
Y llamaré otra vez a un viejo amigo.

Será la víctima de sus celos hasta
Que se vayan borrando estas palabras.
Será el olvido a quien llame
Tras ese beso del jueves.

<<Cuánto te he echado de menos. >>

<<Todos acabamos por volver. >>

sábado, 20 de abril de 2013

Capítulo 1


<< ¿Arder?>>
El viento golpea con una fuerza sobrenatural mi ropa y mi cabello, como latigazos anticipando un castigo por lo que estoy a punto de hacer.
<<No lo hagas. >>
<<No le importas. >>
<<Muérete. >>
<<… Te quiero. >>

Cubro mis oídos con mis manos, apretando, como si así pudiese frenar el flujo de pensamientos que da vueltas en mi cabeza a una velocidad, seguro que muy superior a la del sonido.
Cierro los ojos. Aún así puedo sentir el inmenso vacío que se abre ante mí.
Las bocinas de los coches.
Las acostumbradas prisas de los peatones.
El pitido insistente de los semáforos en verde.
Alguien está tocando la guitarra.
Pero todo me llega demasiado lejano. Y me vuelven estas irrefrenables ganas de llorar.
Mi pecho se sacude ante los sollozos, instrumento irremediable de estos, y las lágrimas forman cataratas en mis mejillas. Las cenizas de mi corazón arden. Ni siquiera morir puede doler tanto.
Al fin y al cabo, por eso estoy aquí.
No importa lo alto que llore, nadie va a escucharme.
Estoy derramando mi alma. Pero eso no hace que el dolor se detenga.
Muevo los pies sin avanzar, pues no tengo a donde. Y nunca he sido de retroceder. Empiezo a gritarme por dentro, sintiendo la sangre hervir en mis venas. Soy un jodido cobarde. Me doy asco. No quiero potar encima de la gente, pero esa idea tan sólo me da más asco y me llevo las manos al estómago. Muerdo mis labios, cerrando los ojos con la misma fuerza. Sé que esta es la vez. Así que dejo que el peso de mi cuerpo me incline hacia delante. Escucho mi corazón latir en mis sienes, quizás por última vez. Aunque las lágrimas no cesen, en unos segundos no les quedará otra que hacer. Atraigo a mi mente la única puta cosa que he tenido clara en la vida.

<<Te quiero. >>

Y se acabó.











O no.
Todo sucede demasiado deprisa. Pasos rápidos. La camisa presionando mis costados. Calor entorno a mi cintura y en mi espalda.
Abro los ojos por la sorpresa y me paralizo al no ver nada a lo que aferrarme para no caer.
Tres segundos después todo mi cuerpo golpea contra el suelo de la terraza, de lado, y sé que me voy a llenar de cardenales. Me sacude de arriba abajo el hecho de que estamparse contra el suelo no debe de ser menos doloroso.
Miro alrededor tratando de entender lo que ha sucedido, incorporándome, cuando de un empujón me vuelvo a comer la superficie de pizarra. (...)

domingo, 14 de abril de 2013

Nieve


Nieve,
Todo lo que veo es nieve
más allá de los confines de tu calor.
Y me estoy helando.
Se me agrieta la piel y el frío
Me invade por las heridas que deja
(indirectamente) tu ausencia.

Se me hiela el alma y me dicen
Que tengo que cuidarme más las manos.

Pero ya no siento nada.

Es demasiado tarde.
Tengo tanto frío como si
me lo hubiesen inyectado directamente en las venas.

“¿Y ahora qué?”

Ahora aprendemos a vivir
En condiciones extremas.

Tú buscas saciar la sed
Que tú mismo te produces,
Y yo me acostumbro
A mi nuevo estado de hipotermia.

La única diferencia es
Que aquí ya es primavera,
Y a ti aún te confunden
Los oasis del pasado. 

miércoles, 10 de abril de 2013

Nadie lo ha entendido

Para cuando consultemos el reloj,
Hará mucho que pasaron las doce.

No quedan zapatitos que dejarme atrás.

En lugar de una carroza, la calabaza me llora.
No ha podido ser perfecta.

En vez de lamentarnos, nos cogemos de la mano,
Y volvemos andando a casa.

Vuelve a ser espantapájaros, pero ahora tiene vida.
Le he convertido en un monstruo.
 Aún así, yo sólo veo las lágrimas azafrán que se escurren
Por sus rollizas mejillas anaranjadas.

<<No llores. >>


<<No lloro. Un cuervo me está picoteando las entrañas. >>

Pero los dos sabemos que allí no hay ningún cuervo.

<<Yo tengo cristalitos en los pies. >>

Pero me sangra el alma.

Ha sido el peor baile de la historia de los bailes.

Ya nunca seré princesa y, de repente,
Esta idea me hace tremendamente feliz.

La calabaza deja de llorar cuando me escucha reír.

Y, sin que diga nada, lo ha comprendido todo.

<<Al fin. >>

<<Lo siento. >>

Y le quito la careta y sigue siendo una calabaza.

Y nos fundimos en el peor beso de la historia de los besos.

Pero sin zapatos y sin bailes y sin magia,
Somos felices.
La función acaba y nadie aplaude.

<<Este no es el cuento de Cenicienta. >>

Nadie ha creído nuestra historia.

Prométeme que allí no hace tanto frío


Believe me, your memory will carry on
Antes me querías.

Antes, cada noche, se escapaban de tus ojos
Esas luces que coloreaban el mundo
Del único color que nosotros conocíamos.
Saltaban al inmenso vacío que hay
Hasta tus pies, donde parece ser
Que incluso termina el infinito,
Y, entonces, el tiempo se detenía.
Nadie se daba cuenta de que todas esas luces
Cogían carrerilla y echaban a volar,
Adornando el aire de risas insonoras.
Y chocaban entre ellas, y se partían en pedazos,
Y se morían de reír y llorar y decir
Palabras que nunca entenderemos.
Y acababan descansado en la bóveda celeste
Que todos creen que no existe,
Y puedo jurar y juro, que eran más brillantes
Que todas las estrellas juntas.

Pero eso antes del final.
Porque después del final no hubo nada.

No nos dejaste
Ni pañuelo en el que derramar las lágrimas.


martes, 9 de abril de 2013

Nunca había llovido tanto en primavera



Si hubiera sabido que podía hacer frío en primavera.

Si me hubieran dicho que no sabías amar
Sin efectos secundarios.

Si no se hubiera puesto el sol tan temprano.

Si no hubieran salido los vampiros
A acechar las aceras de la duda.

Si hubieras alzado la estaca en su dirección,
En lugar de en la mía.

Dictaminó el forense
un repentino soplo en el corazón.


¿Se recuperará?”

“Si hay suerte.”

Como no viniste a buscar el cuerpo,
Me tomaron en brazos los vampiros,
Y me cantaron hasta que la herida sanó.

Pero cuando hube despertado
Ya era mía su canción
Y suya mi alma cosida a remiendos.

Cuenta la leyenda
Que tu conciencia muere de hambre desde entonces.
Y yo de sed,
Sabiendo, no obstante, que enmiendo al dejarte marchar.

Nunca había llovido tanto en primavera.


Nunca me escribiste una carta

También en París hay corazones rotos.

Jamás vi mi nombre en ninguna de tus páginas.
Y eso que decías que yo era tu historia.

Aprendí a cerrar los ojos y el corazón.

Qué frío tiene que hacer
dentro del congelador.