domingo, 6 de julio de 2014

Sufro en silencio el Terror de los poetas.

               I

Se acerca el final y lo sabemos,
pero eso no nos asusta.

Es el color, o su ausencia,
lo que nos envilece el alma,

Volver al blancoynegro, 
olvidar que nos bañó el sol.

Soy testigo del hambre y
la desdicha de estar saciado.

¿Cómo no avergonzarse del Ser?


               II 

Les veo como les viste,
sentados en los bancos de la Iglesia,
aplacando sus instintos,
fingiendo no estar vivos.

Bajo la ropa, el sudor, el cuerpo.
Bajo la piel, el asco, el miedo.

A la derecha, un hombre trajeado
lleva un niño muerto en brazos.

A la izquierda, una pareja se jacta
de una chica que sangra.

                 III

Y en los bancos de la Iglesia,
negando ser humanos  — animales,
con los ojos cerrados y osando 
creer mirar a Cristo,
los gansos rezan a un dios que no conocen. 



martes, 1 de julio de 2014

Renacer.

Rimbaud me ha cambiado. Tras una exhaustiva lectura de "Las Flores del Mal", del poeta francés que inició el simbolismo, Baudelaire, y considerar insuficiente este viaje por los sentidos, fui a dar con el Príncipe de las Tinieblas, aquel que se anticipó a Nietzsche, Arthur Rimbaud.
Después de leer prácticamente la totalidad de su obra, puedo afirmar con rotundidad la frase inicial. Incluso voy más lejos, testifico que el joven poeta no sólo era un auténtico visionario: Sabía algo que, casi dos siglos después, nosotros no sabemos.

Dejo el primero poema que escribí mientras leía una antología de sus poesías completas.

VI

Inmortalizar a Rimbaud,
          hallar la libertad en la caverna,
   ser niño, y león, y esclavo.

<<Vivir>>, sin omitir ninguna letra.

      Atormentar a los mediocres,
             contarles sobre el tacto agridulce
                       de una victoria por la cual no lucharon.

¡Vivir! ¡Hay que vivir!

Ser laico, y dios, y ateo,
           profanar la tumba de Descartes,
                 resucitar, una vez más, a Nietzsche.