domingo, 15 de diciembre de 2013

Delirios de una noche sin estrellas.

Sabía que, en realidad, no importaba mucho a dónde fuera. Podía dejarlo todo atrás, pero seguiría siendo yo. Seguiría siendo yo y seguiría viéndole en cada paso que diese. En el café frío por las mañanas, en el silencio al volver a una casa que no sería la mía. En las sábanas enredadas sin sentido, en el orden que él no conocía. En la estabilidad, en todos los ojos que no fueran los suyos, en las marcas que sólo yo veo en mi piel, en el letargo del corazón. En despertarme a solas, en las canciones que no le gustaba y los sitios a que no quería ir. En las cosas que quería y no quería hacer. Le vería en mí, en quien fui y no fui, y en quien sería, por desgracia, sin él.