domingo, 13 de octubre de 2013

Quizá besé al diablo y no me acuerdo

Tus palabras, tan vacías como yo,
No saben pedir perdón ni arrepentirse.

28s de diciembre en tu tintero,
Sonajeros de una risa que no existe.

No me quieres por entero y por eso me destrozas.

Cansada de tijeras y termómetros,
De tos y de dolor y de esperarte.

Aún sueño con tus dientes en mi sombra.


3 comentarios:

  1. He aquí mi puñado de palabras al pie de cada poema, cansadas de no existir. A ellas les basta la sombra para soñar, donde esperar es un juego de niños.
    Aunque es mejor esperar aquí.

    ResponderEliminar
  2. ¿Por qué es esperar un juego de niños? Es más bien la estación de un tren que nunca llega. ¿Aquí entre versos? ¿Qué esperas entre líneas? Es más fácil perderse en las palabras que en las personas.

    ResponderEliminar
  3. No, esperar no es un juego, pero en la penumbra todo se ve de otra manera, es el dolor dulce del que te hablé.
    Por cierto, si estoy aquí, entre (tus) palabras, es porque he venido a perderme y nunca regresar. Con estas palabras, al contrario que con las personas, se pueden construir universos enteros, así que, ¿por qué no esperar entre ilusiones?
    P.D.: Mi tren ya ha pasado de largo varias veces, y no continúo en la estación confiando en que se vaya a detener, sino con la decisión de saltar a las vías la próxima vez que llegue.

    Espero que no te importe la extensión.

    ResponderEliminar

Desahógate conmigo