martes, 9 de diciembre de 2014

M P

Suena una melodía que hace que me cruja el alma
Y rompo a reír porque me he dejado abierta la ventana.

Hoy entrará el sol a robarme lo poco que me queda de ti,
Y cuando vuelva a casa todo será polvo y gas y nada.

Me voy, porque me da terror quedarme.
No puedo responder a la pregunta de tus ojos.

Estoy buscando a alguien que hace un tiempo se parecía a mí
y dibujaba en las esquinas de un papel sueños de cristal.

Nunca nadie se sintió tan diminuta en un mar de dudas como el tuyo,
Y nado porque sé que estaba dispuesta a ahogarme pero no de esta manerq.

A veces me gustaría dejarme en Córdoba y volver a Madrid sin mí,
Ya te contarán otros que me fui con Sabina a rezar donde habita el olvido.

3 comentarios:

  1. Lo malo de los mares de dudas es que nadas hasta quedar sin fuerzas. Y entonces encuentras una patera a la que agarrarte para no ahogarte allí, de aquella manera.
    Una patera con rumbo, pero sin destino.
    Con marineros, pero sin capitán.

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  2. Los que ya estamos perdidos no necesitamos capitán.
    Nos aferramos al sol y a los versos que escribimos a fuego en la memoria, en los lugares vírgenes del recuerdo.

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    Respuestas
    1. Nosotros en la patera creemos en un capitán que no tenemos. Aquí las cosas se ven de otro modo: no hay versos a los que aferrarse; nos agarramos al motor.
      Tampoco hay nada que escribir en la memoria, por eso miramos siempre al horizonte, donde vuestros poetas encontraron
      la eternidad.

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Desahógate conmigo