miércoles, 26 de noviembre de 2014

Hoy la lluvia duele en Charleville

Hoy la lluvia duele en Charleville.

Si quiero ser Rimbaud, he de dejar la pistola,
observar la tempestad fingiendo calma,
llamar a la puerta de Verlaine sin hacer ruido.

Si quiero ser Rimbaud, voy tarde.
Me acerco a él como se acerca la muerte a un niño.
Busco paz y encuentro guerra.

Si quiero ser Rimbaud, me siento a su vera
y le escucho llorar sin poder consolarle.
Hoy, la lluvia duele en Charleville.

Atraviesa las ropas y la verdad.
Se filtra en los pulmones.
Respiro agua y miro la estación.

Hoy lloro tus palabras como se llora
en los cementerios a los que nadie acude.
Silencio y realidad son uno.

Si quiero ser Rimbaud, he de ser libre.
Dejo atrás todo y empiezo a correr por un bosque de nubes.
Digo que no a los abetos, a los pájaros, a Dios.

Si quiero ser Rimbaud, es ahora o nunca.
Rendirme al verso es conjurar la alquimia.
Asumir esta verdad es condenarme.

No puedo ya elegir si he de quedarme.

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